POR QUÉ INVERTIMOS

Una mañana, navegando por internet, encontré un artículo de Harvard sobre el gran reto medioambiental que suponen los productos de higiene para la mujer. Para entonces, ya habíamos invertido en Carmina, dado que sus fundadoras me parecían dos mentes brillantes que en el futuro posicionarían a su empresa como una de las más relevantes del sector. Pero no fue hasta esa mañana cuando cobró todo el sentido del mundo que Carmina formara parte de nuestro portafolio: además de su potencial de mercado, ahora veíamos claramente su gran potencial medioambiental.

May y Carlota no sólo se preocuparon por fabricar un producto que tarda 497 años menos en degradarse que la media, sino que diseñaron un modelo de negocio enfocado en reducir la huella ecológica que se genera desde el envasado hasta que el producto llega a las manos del cliente. Además, la startup comparte la visión de promover la transformación del comportamiento del consumidor de productos desechables a productos reutilizables.